UNA FINESTRA OBERTA AL MÓN

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(c) Gallel Abogados

jueves, 19 de agosto de 2021

FILOSOFÍA, MUJER Y DERECHO

 SOBRE PLATÓN



- ¡Qué triste resulta comprobar que Parménides de Elea, filósofo griego (s. VI a.C.) tenía más razón que el santo de su coetáneo Heráclito de Éfeso, cuando éste sostenía aquello de que todo cambiaba o fluía (Πάντα ῥεῖ, en griego), contrariamente a Parménides!

- En efecto, a propósito de la actual situación en Afganistán, los medios de comunicación nos lanzan sus titulares sobre cómo va a ser la situación de la mujer en dicho país con el nuevo orden; situación, que no sabemos si diferirá o no de la del orden anterior, o la de los países limítrofes al mismo. En cualquier caso, ahora toca hablar centrados en este lugar del globo terráqueo.

- Todos conocemos, siquiera sea de nombre, a Platón (s. V-IV a.C.), aquel filósofo griego de las espaldas anchas que aprendió se Sócrates y enseñó a Aristóteles, por simplificar. De Platón, nos suena aquello del «amor platónico» o aquello del «mito de la caverna», pero nadie como él para conocer cuál debe ser la posición en la sociedad, en la república, de la mujer. Leamos, pues, qué dice de ella en su magna obra «La república» (Πολιτεία, en Griego). 

Libro V, V, 454-e:

«- Por consiguiente -dije-, del mismo modo, si los sexos de los hombres y de las mujeres se nos muestran sobresalientes en relación con su aptitud para algún arte u otra ocupación, reconoceremos que es necesario asignar a cada cual las suyas. Pero si aparece que solamente difieren en que las mujeres paran y los hombres engendran, en modo alguno admitiremos como cosa demostrada que la mujer difiera del hombre en relación con aquello de que hablábamos; antes bien, seguiremos pensando que es necesario que nuestros guardianes y sus mujeres se dediquen a las mismas ocupaciones.

- Y con razón -dijo.» 

Libro VIII, XVIII, 540-c

«-¡Qué hermosos son, oh, Sócrates -exclamó-, los gobernantes que, como un escultor, has modelado!

- Y las gobernantas, Glaucón -dije yo-. Pues no creas que en cuanto he dicho me refería más a los hombres que a aquellas de entre las mujeres que resulten estar suficientemente dotadas.

- Nada más justo -dijo-, si, como dejamos sentado, todo ha de ser igual y común entre ellas y los hombres.»

- ¡En fin! Ya vemos como han transcurridos, nada menos, que veintiséis (26) siglos y, todavía hay quienes siguen anclados en razonamientos dialécticos anteriores a Platón. ¡Pobre Heráclito! Decía que todo cambiaba o fluía y, como vemos, tenía razón Parménides, nada cambia y nada fluye.

- Además de lo dicho, concluiremos con una nueva cita de Platón:

Libro IX, III, 575 d:

«- Si los otros ceden, bien; pero, si no lo consiente la ciudad, lo mismo que entonces reprimía a su padre y a su madre, reprimirá ahora su patria si puede atrayéndose nuevos amigos; y bajo los tales tendrá y mantendrá esclavizada a la anteriormente amada, a la patria o matria [μάτρια] como dicen los cretenses. Y éste será el término del deseo de tal hombre.»

- Veremos, pues, que ya nadie lee a los clásicos, sino, sólo, lo que se dice en Twitter; no obstante lo cual, debemos remitirnos a nuestra entrada "La caza del urogallo", en la que ya aludíamos al término "matria", utilizado por cierto político hace algunas decenas de años.

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