UNA FINESTRA OBERTA AL MÓN

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(c) Gallel Abogados

viernes, 18 de noviembre de 2016

EL DARDO ES LA PALABRA (V)

LOS PACTOS Y LA LIBERTAD DE LOS ABOGADOS

(c) Gallel Abogados

- Definitivamente, hemos adoptado la decisión de dejar de un lado el despertador y, directamente, escuchar la radio o ver y escuchar la televisión, pues los "dardos" que, a través de las ondas oímos de forma chirriante, no llegan siquiera a rozar la diana y su choque directo con la pared o con el suelo, nos provocan un despertar más súbito y efectivo que el clásico despertador.

Primer dardo: Violentar un pacto.

- El primero de los múltiples dardos que, en el día de ayer, hicieron retumbar nuestro tímpano fue lanzado por la ilustre Presidenta de la Junta de Andalucía. Esta ilustre político daba lustre a sus palabras con su vocabulario acusando al PARTIDO POPULAR (P.P.) de haber "violentado el pacto", no dijo qué pacto, pues debe ser secreto o sólo conocido por ella.
- Empecemos por el significado etimológico de la palabra "pacto", procedente del latín "pactum", significando algo ensamblado, asegurado, establecido y, dicha palabra, de la raíz indoeuropea "pak-", bajo el significado de atar, fijar, ensamblar, del que derivan otros términos como paz (vínculo entre dos bandos rivales), pago (poblado rural), de ésta, país, paisano, paisaje, o página (unas ensambladas con otras).
- La palabra, el verbo "violentar", evidentemente, proviene de la palabra "violencia" y, a su vez, ésta, de la latina "violentia", significando actuar con mucha fuerza, "la fuerça que se haze a uno", como la definía Sebastián de COVARRUBIAS (s. XVII) en su obra "Tesoro de la lengua castellana o española"; así pues, la Real Academia Española de la Lengua (R.A.E.L.) define aquél como el hecho de "aplicar medios violentos a cosas o personas para vencer su resistencia". Palabra que, en definitiva, viene de "vis", fuerza.
- Realmente, no nos imaginamos a ningún prócer del P.P. aplicando medios violentos a un pacto, ya esté documentado en soporte de papel o informático, esto es, dar golpes constantes sobre un papel o sobre un CD, por lo que, la Sra. Presidenta, quizás erró en su dardo, herrando la palabra.
- Quizás quiso haber dicho, pero no lo dijo, "violar el pacto" . El sesudo Covarrubias todavía aludía a "corromper la donzella por fuerza", mientras que nuestra RAEL lo adecúa al supuesto jurídico de la crítica, al hecho de "infringir o quebrantar una ley, un precepto, una promesa, etc.", en definitiva, un pacto.
- A este hecho de herrar (ajustar o clavar la herradura a) una palabra se le denomina un "alargamiento" de las palabras o sesquipedalismo (modo muy largo y ampuloso) que crea palabras archisílabas, las cuales, como sucede en este supuesto, llegan a corromper la palabra, alterando totalmente su significado. Suelen ser creados o usados por aquellos "pedantones al paño que miran, callan y piensan que saben, porque no beben el vino de las tabernas... " conforme los definía el sabio poeta don Antonio MACHADO.

Segundo dardo: La carta de libertad

- Acto seguido de la crónica política, viene la deportiva, en la que nos pasa rozando el tímpano de la otra oreja, otro chirriante dardo que tampoco llegó a rozar la diana.
- Ahora era otro Presidente, esta vez del CÁDIZ, C.F., quien había tenido no se sabe qué disputa con un tercero, por lo cual, decía este ilustre señor, que había dado "carta de libertad" al Abogado del Club para instar no se sabe bien qué procedimiento, pues su contrincante no había "tomado cartas en el asunto". ¡Entre cartas anda el juego!
- Desde el antiguo Griego nos llega el significado de carta, como "hoja de papiro".
- ¿Qué es una "carta de libertad"? Realmente, COVARRUBIAS, en su Diccionario, utiliza la palabra carta con más de cincuenta otras palabras para hallar diversas acepciones, en ninguna de las cuales hemos hallado la "de libertad", ni siquiera en el Diccionario de la RAEL. ¿Qué podríamos entender que es? ¿Cómo la podríamos definir? ¿Como aquel documento escrito o "carta" conforme al cual se le otorga la "libertad" a alguien? ¿Una especie de manumisión? Esto supondría que el receptor de la "carta de libertad" estuviese preso o privado de libertad o derechos previamente. Entonces ¿el Abogado al que el Presidente del club de fútbol le había entregado la misiva había estado preso previamente o, quizás, limitado su derecho libre del ejercicio y dirección de los asuntos encomendados por el Presidente y ahora le liberaba? Parece irreal, ciertamente.
- Si a ello le unimos que el siguiente grupo de palabras que compartía espacio en el mismo dardo que el Sr. Presidente lanzaba aludía a "tomar cartas en el asunto", término propio del juego de naipes, parecería indicar que al Letrado le repartía una carta nominada parecida a la Sota, al Caballo, al Rey o al As, llamada o nominada "Libertad". Parece que tampoco era esto lo que quería decir el Sr. Presidente clubista.
- ¿Qué quiso decir, pues? Algo tan sencillo, tan sencillo, como haber dicho que "he dado plena libertad al Abogado". No sé de qué tiene que darla, pues es un profesional liberal y la dirección letrada sólo él puede dirigirla, así es como lo define el Estatuto General de la Abogacía Española en su artículo 1 "1. La abogacía es una profesión libre e independiente que presta un servicio a la sociedad en interés público y que se ejerce en régimen de libre y leal competencia...". 
- También podría haberse dicho que, "he dado instrucciones al Abogado para que ejercite las acciones legales que procedan según su criterio", o similar.    

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