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Correr un maratón es un reto difícil de alcanzar, aunque haya numerosísimos practicantes de este antiguo deporte; ello es así, por cuanto que luchas contra ti mismo y sólo tú puede alcanzar llegar a tu Atenas particular donde sólo los tuyos te abrazarán y pondrán los laureles sobre tu imaginación y la toalla sobre tu sudoroso cuerpo. Es entonces cuando saboreas la gloria del triunfo, tu satisfacción personal interna.