UNA FINESTRA OBERTA AL MÓN

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(c) Gallel Abogados

sábado, 18 de abril de 2020

EL DARDO ES LA PALABRA (XV)

WEBINAR

(c) Gallel Abogados

- La situación creada por la pandemia del COVID-19 nos ha puesto ante la tesitura de alejarnos de nuestros semejantes y, por tanto, crear unos hábitos nuevos; en el supuesto que queremos exponeros, estos hábitos se encuentran soportados, de un lado, por la 
máxima warholiana que dice «In the future, everyone will be world-famous for 15 minutes», lo que nos ha conducido a exponernos en las redes sociales, digamos lo que queramos decir o haciendo lo que queramos hacer y, de otro, a transmitir vía Internet aquellos conocimientos que, en la «normalidad» previa a la pandemia, los habríamos tenido que transmitir presencialmente en el interior de un aula, repleta o no.
- Esta situación ha generado el neologismo «webinar» que, dicho así, queda como muy «guay», o muy «cool» (¿adelantados en el tiempo? ¿modernos?), ubicándonos en una situación de vanguardia de no se sabe qué. Al parecer, esta palabra, inventada, sin duda alguna, por un Informático, viene a estar compuesta por «web», significando «red», también «telaraña» e «-inar», que es la terminación de la palabra «seminar» en Inglés, significando «seminario».
- Nos preguntamos cuál es el significado etimológico de «seminario», para comprobar que se compone de la palabra latina «semen, -inis», significando «semilla»,  más el sufijo «-arium», que indica lugar, como «aquarium», lugar donde hay agua; así, «seminario» será el lugar donde está la semilla, la semilla del saber, del conocimiento.
- Sin embargo, la impartición masiva en estos días de charlas, cursos, conferencias o clases, magistrales (para algunos «master classes») o no, a través de Internet, ha extendido o popularizado (para algunos «viralizado») anunciándolas como «webinar».
- Todo parece indicar que, cuando una o varias personas exponen sus conocimientos a través de Internet, no están en el lugar, en el «-arium» en el que se siembran los conocimientos, en el seminario, pues, por más libros que tengamos en nuestra casa o en nuestro Despacho, éstos no son lugares en los que se siembre la semilla del saber, entre muchas razones, por el carácter ocasional o temporal de la situación pandémica de la que surgen estas charlas en red, con carencia de perduración o continuidad en el tiempo. Muy arrogantes tendríamos que ser si considerásemos lo contrario.

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