UNA FINESTRA OBERTA AL MÓN

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(c) Gallel Abogados

jueves, 13 de julio de 2023

CINE Y DERECHO (XXVII)

 FAHRENHEIT 451
(Dir.: François TRUFFAUT -1966-)


- Basada en una novela del estadounidense Ray BRADBURY publicada en 1953, el francés François TRUFFAUT la recrea en su film de 1966, en plena época de la denominada «nouvelle vague» o «nueva ola», en la antesala del «mayo del 68», esa

revolución social y cultural que abrió las puertas y las ventanas para airear el irrespirable ambiente de la primera mitad del siglo XX, consecuencia de los incendios de la I y II Guerras Mundiales y de los finales imperiales del siglo XIX, que, en el caso de España, Antonio MACHADO bien lo retrata en su poema «Una España joven»:

Mas cada cual el rumbo siguió de su locura;
agilitó su brazo, acreditó su brío;
dejó como un espejo bruñida su armadura
y dijo: «El hoy es malo, pero el mañana... es mío.»
Y es hoy aquel mañana de ayer... Y España toda,
con sucios oropeles de Carnaval vestida
aún la tenemos: pobre y escuálida y beoda;
mas hoy de un vino malo: la sangre de su herida.

- El título de la película y de la novela que recrea representa la temperatura a la que arde el papel de los libros (232,8 ºC), acción que realizaba un bombero, encarnado por Oskar WERNER, a instancias del gobierno del lugar, pero, en esto, que conoció a una maestra que leía a pesar de la prohibición gubernamental, encarnada por Julie CHRISTIE, lo que le genera al bombero sus dudas sobre su cometido, así como por su intelecto y propia seguridad personal ante su posible rebelión o desacato.

- La «Wikipedia» califica la novela como «distópica», entendida esta calificación, como indica el DRAEL «Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana». Si nos atenemos a que la novela fue publicada 20 años después de la quema de libros por los nazis, deberemos entender que no se trata de una distopía, sino de la constatación de algo pasado, pero que puede repetirse en un futuro «hoy es aquel mañana de ayer.». 

- Prueba de lo cual queda representado en los hechos que están sucediendo estos días, a modo de mero ejemplo, en Borriana, donde se están «vetando» revistas por el mero hecho de estar escritas en valenciano/catalán, entre las cuales, hay revistas infantiles como «Camacuc» editada desde 1984 en Paiporta o «Cavall fort», desde 1961. Hoy se «vetan» o censuran y mañana se queman.

- La censura es algo bien conocido en España, desde la Inquisición hasta la vigente Constitución de 1978, pasando por la Ley 14/1966, de 18 de marzo, de prensa e imprenta, promulgada por Manuel FRAGA IRIBARNE, en su calidad de Ministro de Información y Turismo y, en plena vigencia de esta norma, fue volado el edificio del diario «Madrid».
- La Constitución vigente acaba (¿?) con todo esto a través de su art. 20.1 reconoce la libertad de pensamiento, ideas y opiniones, la producción y creación literaria, artística, científica y técnica y en el art. 20.2 la no restricción de éstos y demás derechos que se reconocen «mediante ningún tipo de censura previa» y, «ningún tipo» quiere decir que la retirada de compras de revistas por parte de un Ayuntamiento o del organismo oficial que sea, por el hecho de estar escritas en uno u otro idioma (¿censuran los textos escritos en idioma inglés?) es una forma clara de censura y vulneración del art. 3 de la Constitución de 1978. Mañana, los quemarán. ¡Al tiempo!
- Recuerdo con cariño a Fernando C., aquella persona que ejercía de censor (de censura, no de censo) en Cullera cuando, allá por los veranos de 1976 y 1977, departíamos y me contaba que estuvo a punto de cortar (censurar) el espectáculo de Raffaella CARRA «perquè se li veïen les cuixes més allà d'on podia vore's-li-les, ensenyant de més...», pero no cerró el espectáculo, o cuando Lluís el Sifoner actuó y cantó en valenciano, donde la dualidad de significados es uso común. «Xè!», exclamaba Fernando «Tu te penses que no para de cantar "Tinc un mànec de tres pams i mig"...?» me decía, porque adivinaba que el «mànec» se refería al pene si bien, hablaba de su guitarra, a lo que, Fernando, el censor, remataba diciendo «No l'he tancat perquè el Sifo es molt bruto, em fa riure i canta en valencià...» y no censuraba el espectáculo.

¿Estamos hablando de algo distópico o real?


- Os dejamos con el tráiler de la película y, seguidamente, con uno de sus ilustrativos diálogos:

«- Dígame, ¿por qué quema libros?
- ¿Cómo? Bueno, es un trabajo como otro cualquiera, un buen trabajo, con mucha variedad. El lunes quemamos a Miller, el martes a Tolstoi, el miércoles a Walt Whitman, el viernes a Faulkner y el sábado y el domingo a Schopenhauer y Sartre. Los reducimos a cenizas y luego quemamos las cenizas, es nuestro lema oficial.
- Entonces, no le gustan los libros.
- ¿Le gusta la lluvia?
- ¡Sí, me encanta!
- Los libros son simplemente basura. No tienen ningún interés.
- ¿Y por qué hay gente que aún los lee, aunque sea tan peligroso?
- Precisamente porque están prohibidos.
- ¿Por qué están prohibidos?
- Porque leer libros vuelve infeliz a las personas.
- ¿De verdad cree eso?
- Oh, sí. Los libros perturban a la gente, la vuelve antisocial.
- ¿Le parezco antisocial?»

 



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