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sábado, 27 de febrero de 2021

EL ABOGADO

 ¡NO RENUNCIO AL USO DE LA PALABRA!


- Con toda la evidencia del mundo, hay que decir que la palabra «abogado» procede de estos dos vocablos latinos: «ad», indicando dirección hacia la que dirigirse y «vox», significando «voz», vocablos que construyeron la palabra «advocatus» y la expresión «ad auxilium vocatus», significando «el que lleva la voz (de otro) para auxiliar (a otro)».

- ¿Qué sería de nosotros, los Abogados, sin nuestra principal herramienta, la voz? ¿Cómo llevaríamos la voz de nuestros patrocinados para defender sus derechos ante el juez correspondiente?

- Piero CALAMANDREI, ilustre jurista y Abogado que vivió entre 1889 y 1956, fue uno de los teóricos de los principios básicos del Derecho procesal, regulador del ejercicio del derecho de defensa, de nuestra profesión. En su libro «Elogio de los jueces escrito por un abogado» escribió lo siguiente:

- «Aquel día estuve elocuentísimo; me di cuenta de la satisfacción afectuosa que se dibujó en las caras de los Magistrados cuando al final de mi discurso me senté. Casi me parece que fue tanta la simpatía con que me saludaban que, por un milagro de amor, sus brazos envueltos en las mangas de la toga, se alargaban algunos metros para llegar desde sus sillones hasta mí y acariciarme. Esto ocurrió, si no recuerdo mal, aquel día en que me levanté para decir: ¡Renuncio al uso de la palabra!»

- ¿Realmente estaba, el ilustre Calamandrei, renunciando al uso de la palabra, a la defensa de su cliente, al ejercicio deontológico de nuestrra profesión? No parece lo más probable, pues lo que venía a querer decir era lo propio de la expresión popular de «lo bueno, si breve, dos veces bueno», por alusión a los extremadamente largos y farragosos, incluso, vacuos y reiterativos discursos que algunos Abogados realizan ante el Tribunal, lo cual, nunca es bueno, ni sano para la defensa del cliente y, por supuesto, cansa al Tribunal, tanto como le aplaudieron a Calamandrei cuando cesó en su alegato.

- Cuando hemos actuado como Árbitro, hemos oído a compañeros letrados informar, situándonos en el lugar del Juez. Realmente es impagable e incansable la paciencia que hay que tener ante algunos alegatos de letrados. No obstante lo cual, nosotros nunca renunciaremos al uso de la palabra, a llevar la voz de nuestro patrocinado ante el Tribunal, en su auxilio; eso sí, de manera concreta, concisa y sintética, exponiendo los puntos básicos y prácticos de la defensa, sin florituras ni alharacas innecesarias.

- «It’s only lawyer but I like it!»

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