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domingo, 12 de febrero de 2017

CINE Y DERECHO (XII)

HELL OR HIGH WATER
(David Mackenzie -2016-)


- Película estrenada en España bajo el título "COMANCHERÍA"; como siempre, los distribuidores cinematográficos, cambian los títulos a su antojo, desvirtuando la realidad de su relación con la trama. Al parecer, el nombre elegido esta vez, hace referencia al significado de la palabra "comanche", esto es, "enemigo de todos", quizás, con este título, vengan a querer representar que la película pudiera valorarse como un "todos contra todos", una "ley de la selva", cuando la realidad es bien otra y el título original, así lo demuestra.

- Se trata de una expresión coloquial que viene a equivaler a la castellana "hacer las cosas por uebos", esto es, por necesidad o, también "contra viento -infierno-hell- y marea -marea alta-high water-"; ésta es la última pregunta que el jubilado Jefe de la Policía de Tráfico del Condado, magistralmente interpretado por Jeff BRIDGES, con su silabeante acento texano, realiza al hermano "bueno", intepretado por Chris PINE, al no entender porqué esa pareja de nuevos "Jesse & James" han atracado varios bancos y han asesinado, entendiendo porqué el hermano "malo" (interprentado por Ben FOSTER) se ha comportado así, pero no, el porqué de la actitud del "bueno".
- Lo primero que debemos destacar es la banda sonora auténtico "cante jondo" americano, traducible como "country", sin más, con temas instrumentales de Nick CAVE y Warren ELLIS, entre otros, cantados por Townes Van ZANDT, Scott H. BIRAM o Chris STAPLETON, entre otros; temas, todos ellos, adecuados a la película, como anillo al dedo y de maravillosa factura, que ponen "la guinda" a este delicioso pastel fílmico. 
- La película debe interpretarse más allá del simple western moderno, que sería la primera visión que podríamos destacar. En efecto, la película representa la "reescritura" de la epopeya fundadora de los Estados Unidos, donde los estadounidenses "no anglosajones" son los que dan su vida por la "patria americana", mientras los honores se los llevan los estadounidenses "anglosajones"; hecho éste que también lo podemos ver en "HIDDEN FIGURES" (Talentos ocultos) dirigida en 2016 por Theodore MELFI.
- En "Hell or high water", Alberto (Gil BIRMINGHAM), de etnia comanche, es el único que perece en el tiroteo final, quien da su vida por la "patria americana" provocando la reacción del nuevo "general Custer" quien, contra viento y marea, "caza" al "hermano malo", estadounidense anglosajón, cuando los primeros interrogatorios de la Policía a los testigos de los asaltos bancarios, iban dirigidos hacia mexicanos. 
- Prejuicios aparte, la película nos muestra la escasez de medios que el Estado da a los Estados federados, para que la Policía cumpla sus fines, lo que se suple con la tenencia de armas en manos de ciudadanos, incluso de adolescentes. Un Estado que no existe para "save and protect" a los ciudadanos, sino, para dejarlos en manos de las grandes compañías petrolíferas, que incendian los pastos milenarios de los "cow boys" y de los indios, quienes huyen ante la impotencia de un Estado que no les defiende, una reacción visceral frente al establishment que les asfixia económicamiente, una reacción "hell or high water", por uebos.
- Aquí puede entenderse una de las razones por las que los estadounidenses han elegido Presidente a quien han elegido, la desesperación de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, quienes nunca ven la tierra que les han prometido desde los "peregrinos" del barco "May Flower", desde la primera migración de holandeses fundadores de las primeras colonias que, años más tarde, darían lugar a los Estados Unidos de América.

   "CIVIS ROMANUS SUMUS"


¡Qué brutos eran los antiguos romanos! Inventaron el Derecho moderno, pero, por ejemplo, condenaban a los deudores de múltiples acreedores, a repartirse sus miembros entre éstos, ¡Vamos! Se cobraban "en carne" (recomendable "El Mercader de Venecia", de W. Shakespeare, llevada al cine por Michael RADFORD). ¡Qué brutos!
La nueva versión del emperador DIOCLECIANO tenía 17 años, cuando John F. KENNEDY pretendió derribar el muro de Berlín recordando a aquellos antiguos romanos que decían "Civis romanus sum" -soy ciudadano romano-, para, a continuación, traducirla como "Ich bin ein Berliner" -soy un berlinés-. Kennedy se refería al momento en que, tras una victoria plebeya, allá por el 326 a.C., fue abolido aquel sistema de esclavitud o de "manus injectio" -"echar la mano" sería su traducción literal- declarándose el principio conforme al cual la libertad de un ciudadano romano se consideraba o establecía como un derecho inalienable.
Meses después, fue asesinado vilmente el Presidente estadounidense. Años más tarde, en 1989, el "muro" cayó, entre todas las razones que queráis, porque, además, los dirigentes de la RDA, no conocían tal bimilenario principio romano.
El tetrarca Diocleciano no llegó a conocer aquella victoria plebeya, ni mucho menos el principio cívico romano, pues, no solo había abandonado la nave ante la que se avecinaba, dejando solos a sus otros tres cotetrarcas, sino que, además había muerto unos años antes.
Hoy, el nuevo Diocleciano ya cumplío 70 años y, parece ser que no recuerda, sabe o conoce aquel principio, ni escuchó, en su adolescencia, el discurso berlinés de Kennedy. Su forma de actuar, bien recuerda a la del tetrarca; parece como si sus lecturas históricas se hubiesen quedado justo en el momento anterior al de la adbicación del tetrarca y subsiguiente retiro "vacacional" a su residencia dálmata, lejos del "mundanal ruïdo".
Como veis, la Historia se repite una y otra vez, como Sísifo, condenado a subir la enorme roca por la ladera de la montaña hasta la cima y, una vez conseguido, caer la roca por la ladera, debiendo volverla a subir una y otra vez y cayendo una y otra vez, como acciones sin final alguno; o, más sencillo aún, como si estuviera jugando al "Juego de la Oca", siempre cayendo en la casilla "prisión" "¡vuelve a la casilla de salida!".

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