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viernes, 13 de marzo de 2015

CINE Y DERECHO (VI)

“ANATOMY OF A MURDER”
(Dir.: Otto PREMINGER -1959-)

- Nunca habíamos disfrutado tanto con una película de trama jurídica y, si a ello le añadimos la aparición del gran Duke ELLINGTON (la banda sonora es suya) tocando a cuatro manos el piano junto a James STEWART en un tugurio, convertidos en los personajes “Pie-eye” (llamado así, quizás por las bolsas de sus ojos que parecen empanadas) y Pauly, un Fiscal cesante que ejerce de Abogado, cuyo Despacho es el
humilde domicilio de sus progenitores, que no puede pagar ni el sueldo de su fiel Secretaria y cuyos únicos activos son, de un lado, su afición al Jazz y, de otro, su escape de la realidad, que encuentra en la pesca, de la que nutre y deja lleno su pequeño frigorífico.
- La novela escrita, bajo seudónimo (Robert TRAVER), por un Juez estadounidense John D. VOELKER, a través de cuyos acertados ojos, podemos ver cómo puede ganarse y cómo puede perderse un Juicio, de antemano ganado o perdido.
- La clarividencia y sentido del humor del anciano Juez WEAVER (alter ego de VOELKER), suplente por enfermedad del Juez titular del Condado, se muestra en el siguiente monólogo, conforme al cual, marca la delgada “línea roja” entre los contendientes, el Fiscal y el Abogado: “Un Juez es como otro juez, la única diferencia puede estar en cómo hagan la digestión o en su facilidad para quedarse dormidos; en cuanto a mí, digiero una barra de hierro y, aunque pueda parecer que duermo a ratos, comprobarán que despierto con facilidad, sobre todo si un buen abogado hace una argumentación que a mí me parezca brillante…”
-           Nuevamente surge la sana experiencia de VOELKER cuando el Juez WEAVER espeta a un anciano ladrón (“profesional”), el que precede al caso objeto de la película, cuando le pregunta: ¿Tiene Abogado?, a lo que el anciano responde: “Esos tipos, como no les pagues no te dan ni la hora.” El experimentado anciano, se conformó con la pena.
-          Pauly BIEGLER (James STEWART) acepta el encargo que Laura MANION (Lee REMICK) le había hecho de defender a su esposo Frederick MANION (Ben GAZZARA), teniente del Ejército estadounidense, que había participado en la guerra de Corea, quien había asesinado a tiros al dueño de un bar quien, al parecer, había violado a la esposa de aquél.
-          BIEGLER, tras estudiar la Jurisprudencia, halla una Sentencia de finales del s. XIX, según la cual puede exculparse al acusado, por una “reacción disociativa” o “impulso irresistible”, a cuyo fin, le lleva al Psiquiatra del Ejército; éste explicará en el acto del Juicio que viene a ser una reacción propia de quien debe obediencia y cumple con su deber (propio del militar).
-          Se trata de un Juicio con Jurado (ya hablamos a este respecto en la entrada dedicada a "DOCE HOMBRES SIN PIEDAD"), institución que, en esta película no tiene mayor relevancia que la de la emisión del veredicto final.
-          La película/novela, es todo un tratado sobre la práctica de la prueba:
a)      Repaso, una por una, de las causas de inhabilitación e incompatibilidades de los miembros del Jurado.
b)      Desvirtuación del modo de proponer la emisión de los informes periciales (espermatogénesis y fotógrafo) por su insuficiencia y carencia de rigor en la petición objetiva de análisis y fotografías, por la rapidez en obtener notoriedad la Policía (“asesino confeso, caso cerrado; ¡para qué investigar más!”) haciendo el informe un técnico no cualificado. O el polígrafo, prueba que el Juez debe explicar al Fiscal que no es una prueba homologable.
c)       Igualdad de armas en los interrogatorios: BIEGLER requiere al Tribunal para que no permita que, después de un fiscal, el de Distrito (Mitch LODWICK –Brooks WEST-), a quien el asunto le viene grande, interrogue otro, el del Estado (Claude DANCER –George C. SCOTT-). Para que haya Justicia, debe defenderse frente a un solo Letrado de la Acusación y no frente a dos Fiscales, el del Distrito y el General, nos dice BIEGLER, Abogado “de pueblo”.
-          Durante los interrogatorios de los Fiscales, BIEGLER está relajando su tensión viendo el caso perdido haciendo anzuelos de pesca –nos recuerda al Abogado hitchcockiano Manny BALESTRERO en "FALSO TESTIGO" quien hacía lo propio con un rosario, viendo también su caso perdido, si bien, impetrando la gracia divina para vencer en el Juicio;- rosario al que PREMINGER le confiere el protagonismo para que Laura haga ante el mismo el juramento cristiano de fidelidad matrimonial a Fred.
-          El Juez se muestra inflexible ante BIEGLER, admite todas las protestas de los Fiscales y, hasta llega a amonestarle por sus interrupciones e incursiones frente a éstos… Poco a poco, la “torta” cambia de cara y es el Juez, el que, dándose cuenta de cómo se desarrollaban los testimonios y las pruebas periciales, admitiendo la verdad material, va admitiendo las justas protestas de BIEGLER frente a los interrogatorios torticeros de los Fiscales, quienes llegan a contaminar a un testigo (presidiario “de profesión”).
-          La seriedad y firmeza de BIEGLER en sus protestas, ante la frustración de que el Tribunal inadmite las mismas, le lleva a un duro enfrentamiento con el Fiscal a quien le habían admitido una pregunta, que a BIEGLER le habían desestimado. Cuando el Fiscal protesta, se encara al mismo diciéndole que por qué no había protestado respecto de su propia pregunta. Con toda la seriedad y respeto, nos recuerda a la mordacidad de Groucho MARX.
-          Todo los testigos son de cargo, lo que hunde aún más si cabe, la defensa de BIEGLER, quien lleva la confianza de la patología psiquiátrica de Fred MANION. Suplica al Tribunal que le deje “cortar la manzana”, pues no se puede separar el móvil del acto, eso sería cortar la manzana sin separar la piel. El Juez deniega la protesta del Fiscal. Consigue introducir la violación en el caso, cuando el objeto del mismo era exclusivamente, la eximente de enajenación mental.
- Es magistral el juego de planos que utiliza, quedando en un (casi) primer plano BIEGLER dándole una visión humana y en un segundo, el Fiscal; mientras que cuando es éste quien interroga y cambian los planos, no se percibe la misma visión humana en éste, a quien, a continuación, se ve "comerse" al testigo (PYLANT).
-          El Juez, en un momento del Juicio, justo en el ecuador, se pone a dormir pasando su mano izquierda por encima de su cabeza, en un gesto propio para que llame la atención al espectador. Sin embargo, con la buena argumentación de BIEGLER, despierta, tal y como advirtió al principio.
-          Por fin, gracias al compañero de BIEGLER, un anciano borrachín Abogado escocés (Parnell McCARTHY –Arthur O’CONNELL-) y su fiel secretaria, (Maida RUTLEDGE –Eve ARDEN), consiguen la “pieza clave”, Mary PILANT (Kathrin GRANT), heredera del bar y hotel del asesinado, a la que solicitan que sea testigo de la Defensa, ésta se niega, a pesar de que descubren que era la hija del violador asesinado.
-          No obstante, PILANT, presente en las últimas sesiones del Juicio, aprecia que la clave reside en las bragas que Laura llevaba/no llevaba cuando fue violada, ante lo que procede a acudir de nuevo a su casa a recogerlas y entregarlas a BIEGLER como única prueba material de convicción, dado que las había encontrado entre la ropa que lavaba en el hotel, y que había recogido de la habitación de su padre. El Fiscal DANCER intenta, a través del más duro interrogatorio visto en el Juicio, desacreditar el testimonio de PILANT, por sus conversaciones previas con BIEGLER. No lo consigue, pues ésta, cuando el Fiscal le espeta el rumor de que ella era la amante del asesinado, ésta hace público que éste era su padre, lo que nadie sabía.
-          El Jurado delibera declarando a Fred MANION “no culpable” por aplicación de la eximente, llamada de “locura” en la película y, por tanto, le absuelven de todo cargo.
-          BIEGLER deja de ser pobre, pues, no solo recibe por sus honorarios un pagaré sin firmar del pobre teniente MANION, sino que pasa a ser el administrador de los bienes heredados por Mary PILANT de su padre, el asesinado violador.
-          GRAN SÍNTESIS la realizada por el novelista Juez de lo que es la realidad de todas las profesiones que intervienen en la novela, experto conocedor por su larga experiencia como Juez y perfectamente llevada al cine por Otto PREMINGER a sus 53 años.
-          Esperamos que os gusten, tanto la novela, como la película.  

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