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domingo, 22 de julio de 2018

REFRANERO BOTICARIO


EL MANCEBO AL CARGO DE LA BOTICA


- “El médico, mozo y el boticario, cojo”. Con esta expresión vulgar venía a quererse establecer las características del Médico, ágil para acudir raudo a los enfermos y las del Boticario, cojo, para no abandonar con facilidad la Botica, ni la deje al cargo del mancebo.
- Este dicho castellano, era confirmado por otro, en igual sentido: El buen boticario cuatro ´c´ ha de tener: ciencia, conciencia, capital y cojera”, ciencia, para conocer su profesión; conciencia, para actuar siempre con honradez; capital, para adquirir en abundancia los productos; y cojera, para no abandonar o alejarse demasiado de la botica, dejándola en manos del mancebo.
- Estamos asistiendo a un relevo generacional en los Partidos políticos de ámbito estatal, el último y más tardío de los cuales, ha sido el del Partido Popular. Asistimos a una nueva oleada de políticos que se han situado al frente de sus respectivos Partidos, ninguno de los cuales votó la Constitución Española de 1978, a saber: Pedro SÁNCHEZ (nacido en febrero de 1972), Pablo IGLESIAS (n. octubre de 1978), Albert RIVERA (n. noviembre de 1979), Pablo CASADO (n. febrero de 1981), Alberto GARZÓN (n. octubre de 1985).
- Paulatinamente, han ido abandonando la vanguardia de sus Partidos, aquéllos que sí que sufrieron para conseguir ganar una Constitución, con todas sus virtudes e imperfecciones, para salir de la nada, al algo, de una Dictadura, a una Democracia. El último de todos los Partidos estatales que lo ha hecho, ha sido, como reiteramos, el Popular, tan pronto como ha aplicado las reglas democráticas en su seno interno, bajo un sistema muy parecido al de los soviets.
- Los boticarios, que tenían los anaqueles de su botica, abarrotados, llenos de botes repletos de ungüentos, esencias, hierbas, yerbajos, mejunjes y demás polvos elaborados con la ejecución de fórmulas magistrales, aprendidas a base de recetas propias o aprendidas de sus maestros boticarios, con el paso del tiempo, se han visto superados por sus mancebos, quienes, descubriendo la existencia de medicamentos elaborados en laboratorios de marca o, sencillamente, los genéricos, habían afeado a aquéllos que, la causa de su ruina, no era otra que la de la costosa elaboración de la fórmula magistral, por las horas que llevaba la misma y los costos propios de la adquisición de los ingredientes puros en origen, mientras que los medicamentos, genéricos o de marca, tan solo había que llamar por teléfono, enviar un e-mail o un whatsapp, pagar su precio y, al instante, se disponía para la venta, sin costo o cargo alguno para el boticario. Éste, boquiabierto, no tuvo más que ceder ante la presión de la novedad y, consiguientemente, puso al mancebo al cargo de la botica.
- Esta dinámica suele suceder en empresas en crisis como último intento de tratar de evitar una muerte anunciada.
- Aquellos Políticos citados precedentemente, post-constitucionales todos ellos, sin conocimiento práctico ni emocional de conseguir, alcanzar y realizar una Constitución, de alcanzar Iwo Jima o tomar el Palacio de Invierno, ganar en Las Navas de Tolosa o perder en Almansa, sin conocimiento de cómo ejecutar una fórmula magistral, se asieron a este “medicamento” de marca o genérico, como así consideran a la Constitución de 1978, como arma arrojadiza, unos para denostarla, por considerar que no deben admitirse las “imperfecciones”, y otros, para considerarla como una Religión, inmutable.
- Estos nuevos “mancebos” al cargo de la “botica”, al cabo de algunos años han creído darse cuenta de que habían inventado la “pólvora” (hace unos días, leí un twit de un político que decía, como algo novedoso y, no menos, ingenioso, que la Democracia, no consistía solo en votar, sino, también, en participar ¡caramba con el filósofo!), "pólvora" inventada como "medicamento", no de marca ni genérico, sino elaborada sin tener que pagar royalties, regalías y que, con ésta, iban a reescribir la Ciencia, a redescubrir la Conciencia y a conseguir el Capital necesario para relanzar la botica. 
- ¿Y la cojera? ¿Qué hacemos con ella?

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